miércoles, 5 de noviembre de 2008

- A veces es como si fueras una palabra. Sos la palabra que entra en el mundo de los demás; ¿es verdad que sos tan humilde que tenés que escribir para animarte a ser?
- No sé qué soy. Es como si fuera más fácil así.
- ¿Cómo?
- Mostrando sólo lo que sale de mí.
- Y cuando te rozan la mano de repente, y te animás excitada. Y si querés.
- A veces mirando el mar me imagino adentro, perfecta, eterna como el reflejo del sol. Y estoy tan linda que cierro los ojos de la vergüenza: si me quedo mucho me sonrojo toda.
- A veces nada más me quedo mirando el sol para llorar sin dolor.
- Quiero que me cuentes más.
Ella quiere que le cuente más. Puede sentir la admiración que en él vive por ella, y su admiración es como una caricia infantil. Ahora ella sólo quiere lo que ante él ya no podrá: ser chiquita otra vez.
- Sos la primera vez que te vi. No sabés evolucionar.
- No entiendo.
- Aunque te explicara no entenderías.
- No soy tonta.
- No sos tonta.
- Es que es tan fácil olvidarse de todo.
- Que te desvivís por empezar todo otra vez.
- Es tan lindo el reflejo de mi brillo en el mar.
- A veces nada más me quedo mirandote para llorar sin dolor.
- Me divierte lo olvidadiza que soy. Las cosas se van tan fácil: es como si yo las naciera y después las dejara ir.
- Sos la cosa sin fin.
- Aunque nunca entendí al tiempo.
¿No estaría pidiendo demasiado de sí misma? Como si ella fuese su propio obstáculo en la vida.
A veces nada más quiero escucharte, después decía ella, por ese placer sincero, tan egoísta.
(todo esto bien podría haberse evitado)

Quiero ser chiquita, ¿me entendés? Como los agujeros que hacen las almejas en la arena. Pequeños huecos que anuncian vida debajo de ( ). La existencia invisible. Como la respiración marcada en el piso. Una pista de vida. Caer sin tocar el piso, ser la pieza-que-no-se-desarma. Estirarse de lo lindo. Que nadie me mire las rodillas. No soy tonta, no puedo vivir tapada de arena, lo que quiero es otra cosa. Por ejemplo, el espacio después de una coma, tan humilde que da vergüenza de sólo pensar en leerte, un caramelo de menta desvelado bajo la almohada, esperando; el aliento ni bien te levantás. No te voy a contar que estoy en cada centímetro de piel, no voy a contarte lo que ya sabés: como si uno tuviera que dolerse para ser. Y cuando llega la sorpresa tímida que es sentirse, que es sentir. También está el mundo y todos mis poros: en cada uno de mis poros el mundo es mi soy.
Tan chiquita que la noche no me puede esconder. Supongamos que soy lo no oculto de la noche, ¿soy tan linda que nadie me aprendió a mirar? Es como si mi futuro fuera no entrar en la palabra. Y tengo una ingenuidad que da miedo. Tan fácil no darse cuenta: en alguna parte de esto hay un misterio casi inmoral.

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