sábado, 1 de noviembre de 2008

Pero me gusta la libertad, de verdad me gusta, me gusta tanto que acepto con ganas que se escape todo el tiempo, que libremente elija no ser mía: ahora no estoy hablando de la libertad. Me encanta esa parte de no ser nada y sólo por eso poder ser. Me encanta ser su elección. Me encanta que no quieras enamorarte de mí.

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