sábado, 1 de noviembre de 2008

La gente muere de noche. No hay motivos para que sea así. Sólo la fuerza de ser. Se queda colgada de este pensamiento humilde (el pensamiento es humilde; pensar no lo es: respira). Muerte fuerza y ser. Sabe que es muere y no muerte, pero se deja mentir. Imagina una pileta infinita con tres círculos verdes. Los círculos flotan. Ella vuela. Pero sólo entre círculo y círculo. Verdes. Prueba más allá; más allá se hunde sin remedio. Ahora tiene muere fuerza ser y remedio. No sabe vivir con la mentira; es muere. El pensamiento está desnudo, como ella dijo, es humilde, casi pobre. Se queda saltando de círculo en círculo, que siguen siendo tres; más allá se hunde. El remedio no es real. La gente muere de noche a fuerza de ser sin remedio circular. Los remedios son pastillas chicas chicas o feos líquidos hundibles. Uno no puede confiar seriamente en pastillas hundibles. La gente no muere de noche. Sólo los que eligen hacerlo. Un pensamiento dura sólo eso, pero ella todavía no llegó a serlo. Uno es el pensamiento. Ella todavía no. El día y la noche es un estado mental. Ella no.

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