jueves, 4 de marzo de 2010

te quiero boludo

te va a tragar el mar
vas a dormir en la calle
no vas a comer, porq sumado a q comes poco NO HAY COMIDA, estan saqueando todo
te van a disparar, estan encapuchados y de muy mal humor
vas a morir bajo escombros

creo q esta lista, q por si no lo notaste tiene items sobre cosas con las q NO SE JODE, es q sustento mi reaccion de ayer. hacete cargo: te vi desp de unos dias, nos saludamos, manifesté mi preocupacion sobre una eventual violación al caminar por calles oscuras, poco transitadas, y en una zona poco atractiva; hablamos no se de q, y de la nada, en el SPOT menos acorde al tema, saltas con q, tranqui, decidiste irte a chile q esta q explota, LITERAL. el pelotudo de tu profesor del taller es un navo q esta ansioso de q te borres, quizas p siempre, no te ayudo de gamba, please no seas ingenuo en pensar eso.
de todas formas, obvio mi opinion chupa un huevo, se q tenes ganas y la cabeza cerrada. si te vas termino de confirmar q no estas bien, pero bueno, importa lo q quieras hacer ahora, asiq q se yo, SUPONGO q voy a 'ponerle onda' al tema.
nada gay, si vas espero q sea lo q esperabas... aunq sigo con panico.

martes, 9 de febrero de 2010

Me habría gustado conocer a Stig Dagerman

Mientras deja el uniforme en la manija de la puerta de la habitación, la casa está en silencio. La madre prepara algo en la cocina y el padre lee el diario hundido en el sillón. El teléfono no suena. Él pronto estará en el colectivo, rodeado de un atardecer lluvioso de domingo, sintiendo la humedad de la ventana en la cara, disfrutando calladamente de no prestar demasiada atención. Pero no podrá seguir así mucho tiempo más, porque antes de que termine el día, el bebé que él y su novia esperan morirá.
Él todavía no sale de la casa, ella descansa en la clínica con los ojos enrojecidos de llorar sin que nadie sepa nada. Son tan inofensivos como dos chicos de diecisiete años a punto de ser padres.
En la calle la lluvia es fina y espaciada, y el sol que se esconde detrás le da un tono anaranjado que parece posarse sobre todo. El agua corre mansa hacia los desagües y el asfalto tiene un brillo apenas opaco en la huella que dejan los autos al pasar. Las cosas transcurren con cierta naturalidad, mientras algo empieza a desangrarse dentro de ella.
En la casa padre e hijo discuten por última vez. Discuten por su irresponsabilidad, porque no se cuidó, porque le mintió, por mantenerlo tres meses oculto. Discuten porque él ya es grande y porque ya lo dijo, se hará cargo de todo. Discuten, en realidad, porque ninguno sabe que mientras discuten una enfermera nueva está un poco asustada y quizá haya tardado demasiado en avisar que hay complicaciones en la habitación 112.
La habitación 112 está vacía en este momento, y así la encontrará él cuando baje del colectivo y robe unas florcitas por ahí. En la sala de terapia intensiva los delantales blancos forman un telón que oculta un drama. El médico llega, quizás unos minutos demasiado tarde. El telón se abre y toda esa sangre así abandonada es un cuadro impactante hasta para él, que deberá tocarla para sentir que allí no hay nada que más que sentir.
Él entra en la habitación con el ramito robado detrás de la espalda, como en una mala película de amor. Es casi cínico ver su sonrisa cuando las esperanzas de su hijo despiden los últimos suspiros de sangre. Dentro verá la cama deshecha, la mesita de luz un poco corrida y la lámpara colgando como de la boca de un perro de la calle. Verá las cortinas corridas, las gotas de lluvia deslizándose agresivas por la ventana, el cielo mucho más gris de lo que podía recordar. Verá todo demasiado real. Y algo rojo que se pega bajo sus pies.
Pero como la justicia es apenas un capricho, inclusive así, antes de entender, mientras pone todo esto en orden y acepta lo inaceptable, antes que todo esto ocurra, su hijo ha de estar muerto ya.
Entonces no importa lo que ve, las flores o la sonrisa cínica. No importa si la enfermera era nueva o el médico tardó demasiado, cosas como esas no importan ya. Entonces tampoco las discusiones; las discusiones serán apenas un recuerdo oído, como un bullicio en el que se intenta enterrar el pasado. No importa eso que le iba a pedir, lo de no estar preparado, lo que no se nombra, ni tampoco la vergüenza por pensar en pedírselo. Ya no tendrá que crecer de golpe, no deberá mostrarse seguro, no será necesario fingir. Entonces ahora ya está, eso que tanto temían, ya está, eso que tan secreta felicidad había hecho nacer. Ya está.
Y ahora que no tienen eso, que están solos otra vez, no saben si hay algo ya que ellos dos puedan tener.

domingo, 7 de febrero de 2010

No estás
cuando te quiero
acá.
Cuando te llamo
no estás
o si te sueño. En mis sueños
no sos vos
sólo estás
ahí
en la mentira
de ser mía.