jueves, 14 de mayo de 2009

3,3333...

... no podía enfermarse, y ella de verdad lo deseaba: le faltaba el compromiso con su propio cuerpo. Algunas cosas le dolían, pero era como si el mal nunca se posara realmente en ella, como si le diera vergüenza mirarla a los ojos. Parecía ese texto escrito, sólo eso, una y otra vez.

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