Estoy en mi momento de debilidad. Otra vez. Me siento observado, en falta con el mundo. Apenas un ruido leve y soy lo móvil dentro de lo inmóvil, el pequeño grito en la cima de la desesperación.
La debilidad propiamente dicha, tan real que alguien, alguna vez, tuvo que haber sido dios.
jueves, 23 de abril de 2009
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