martes, 30 de diciembre de 2008

Cuando eran chicos se buscaban todo el tiempo; en los autitos chocadores se querían chocar. Cerraban bien fuerte los ojos para encontrarse y vivir su momento íntimo. Después volvían a tener apenas diez años y jugaban a evitar.
Pero a él le molestaba que en ella todo pareciera tan fácil, y a veces pasaba días sin hablarle: pequeño sacrificio de amor. Y entonces, casi sin querer, caminaban juntos, los dos chocándose un poco, y ella decía eso que él no iba a poder resistir:
- Hola.
No podía resistirse a la honda entrega que es mirar a alguien a los ojos y pronunciar una palabra tan transparente: “hola”. Y crear un principio de . Porque él se sentía así -parte de ella.
Y si tenían tiempo, y el día era muy lindo con el sol caliente en la nuca, entonces los dos se subían a sus autitos y cuando estaban ahí, uno en el camino del otro, respiraban todo el aire del mundo, y se animaban a cerrar los ojos una vez más.

1 comentario:

Clarisa Luz dijo...

es muy lindo
eso que él no iba a poder resistir